Por Irina Stojanoff
El trabajo ha sido muchas veces
catalogado como la actividad vital, distintiva del ser humano. Aquello que nos
distingue del reino animal, lo que hace a la “naturaleza humana”. Sin embargo,
actualmente bajo el sistema capitalista el trabajo es para muchos un “castigo”.
El trabajo asalariado, el trabajo alienado, lejos está de ser aquella actividad
creativa que le da identidad al género humano. El trabajo alienado es, para el
análisis marxista, directamente no-trabajo. Aun así, en el sentido común actual
el trabajo es valorado positivamente, contrapuesto al pecado capital de la
pereza.
La antropología actual se ocupa de
analizar el ocio, el tiempo libre, relacionados muchas veces con el deporte o
la recreación. Estas actividades, en general, están vinculadas con aquellos
momentos de “no-trabajo”, separando entonces el trabajo del juego, y también
del disfrute, el placer.
Esta ponencia se propone hacer una
breve reflexión, desde las herramientas bridadas por la antropología y con una
perspectiva histórica, sobre el trabajo en contraposición con la pereza, el
ocio. Tomando como punto de partida el histórico manifiesto del marxista Paul
Lagargue “El derecho a la pereza. Refutación del derecho al trabajo” (1848),
pretendo analizar esta contraposición entre trabajo y no-trabajo en el contexto
actual del sistema capitalista. Me interesa resaltar también las estrategias
que los trabajadores se dan para encontrar momentos de ocio en el trabajo,
generando pequeñas resistencias al carácter alienado del trabajo asalariado.
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